Caimanes en el parque de Isabel La Católica


Hay una forma poderosa y estática de viajar: la imaginación. No tiene ningún límite, no es necesario ningún visado, ni pasaporte, ni esperas eternas en los aeropuertos. La imaginación no necesita casi nada, pero le podemos ayudar un poco. Como con una fotografía como esta.

De paseo por el parque de Isabel La Católica, quién podría decir que no estamos atravesando las aguas del Amazonas o del Orinoco en una pobre canoa, sorteando los caimanes que se intuyen a nuestro lado, en busca de una torre de oro levantada por un pueblo indígena que nunca ha visto a un europeo. La vegetación se va cerrando frente a nosotros.  

Y todo al lado de casa...

La ciudad se deshace


Una ventana del hotel estaba abierta y era como un hueco dentro del gran edificio que se deshacía. Un edificio tan sólido, tan fuerte, y se derrite como una tarta helada al sol, simplemente por verlo reflejado en el cristal. 
Este edificio tan amorfo parece mucho más divertido que el original, con su disciplina de líneas rectas y esquinas picudas. En este suceden cosas imprevistas y mucho más emocionantes, precisamente porque no existe. 

El museo de arte de Filadelfia


Lo primero que sorprende es encontrarse un edificio de la antigua Grecia en Filadelfia. 

Lo segundo, que las letras de bienvenida encajen tan bien entre las columnas de la fachada. 
Se trata del Philadelphia Museum of Art, un impresionante edificio rodeado de un parque con grandes espacios. Y dentro, entre otros, los Doce girasoles de Van Gogh. 

Y de la foto me gustó ponerla en grises, como devolviendo al edificio a una época antigua, y el juego de texturas en el suelo. El contraste de texturas entre lo rugoso y lo liso.

Fotografía de la tristeza


Hay días en los que se fotografían estados de ánimo, más que lugares o personas. Por ejemplo, lo que tan solo se adivina en esta imagen es el Grupo Covadonga, pero lo que de verdad sale en la fotografía es la tristeza. 
Las gotas de agua en el cristal, el reflejo en el suelo de la poca luz que se veía en el cielo, el atardecer entre nubes. 

Una fotografía de la tristeza.

Palomitas dulces para viajar

Ir al cine es otra forma de viajar. No sólo se conocen otros lugares (incluidos lejanos planetas, el fondo del mar o el centro de la tierra), sino también otras épocas. Y, además, puedes viajar dentro de historias apasionantes. Y sin moverte de Gijón.

Hay pocos momentos mejores que una viaje a través de una buena película, sentada en un sillón ergonómico, y con unas palomitas dulces al alcance de la mano. 

Nieve en Pedrosa

No hay que irse a ningún sitio lejano para encontrar una imagen hermosa. Se podría decir, incluso, que de cualquier sitio, por sórdido o triste que parezca, podrá extraerse una imagen que nos pueda sorprender. Se ve en fotografías de seres microscópicos, que descubren un mundo nuevo detrás de lo que nosotros podemos ver. Por ejemplo, en un insecto o en la hoja de una planta. 

Tampoco hace falta irse tan lejos. Basta con un día de nieve en mi pequeño pueblo, y basta con su nombre y con la voluntad de crear algo evocador, una imagen que nos pueda transmitir algo. Es otra forma de viajar.