Dos puertas para una entrada


Resulta muy impactante la persona que va a entrar al museo dedicado al Apartheith, en Johannesburgo, el tener que elegir la puerta de acceso por el color de tu piel. Supongo que cualquiera podría entrar por las dos puertas, pero el anuncio te resultaba incómodo. Sentías que se te estaba quitando tu libertad. Si esta sensación tienes como turista, me imagino cuando la cosa no se limitaba a perturbar al turista, sino que no respetar los carteles podía tener consecuencias dramáticas. Lo cierto es que es triste las cosas que llegamos a cometer los seres humanos por pura soberbia.  

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