En la plaza de la Revolución, sin tráfico

Era un día de calor asfisiante en La Habana. Lo que más me llamó la atención de aquel lugar fue que casi no pasaba ningún coche, con la cantidad de carriles que había. También me sorprendió que decoraran las paredes de los edificios con el rostro de dos personas. Una de ellas supe que era el Che Guevara, del que es imposible no oír hablar si se va a Cuba. 

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