Tabanera


Para una chica de ciudad no deja se ser impresionante que le hablen de un pueblo abandonado. No muy lejos del pueblo de mi padre (también mi pueblo) quedan los restos de este pueblo abandonado, donde ya no vive nadie. A veces vamos con la bici, y damos una pequeña vuelta por sus casas arruinadas o nos metemos en su iglesia. Hasta hace poco tenía tejado, pero también ha caído. Ahí queda en medio de los campos de cereal, con la montaña palentina a lo lejos, el Curavacas a la derecha, y el Espigüete a la izquierda. 
Es imposible no pensar que en aquel lugar vivió gente, y allí pasó su niñez, aprendió a leer y pasó cosas buenas y malas. Y ya no queda nadie.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario